Hace un tiempo fueron Debbie Harry o Dolly Parton, ayer St. Vincent o Anna Calvi. Mujeres que saltaron de cabeza al mundo de la música antes de cumplir los 30. Promesas. Jóvenes, inconformistas, sin comodidades para triunfar y alejadas del negocio que clona a las llamadas “divas del pop” en el recreo de la música comercial.

En un panorama donde hacer dinero es tan sencillo como repetir carreras de la mano del Auto-Tune, la esperanza de las voces femeninas reside en una nueva generación de exploradoras musicales. Rebuscan en las distintas posibilidades que ofrecen estilos sin explotar; crean un mundo propio a su alrededor, un mundo exclusivo; abren el abanico de opciones que escuchar; eligen la melodía que les apetece y hablan de lo que quieren, cuando y como quieren.

Más o menos brillantes, sólo su persistencia y peculiaridad ya merecen el aplauso que no debieron tener otros nombres. Hay nuevas jóvenes que llegan a la música por debajo de la treintena y tienen qué ofrecernos, canciones que no recuerdan a otras y actitudes que no apetece escupir. Estas mujercitas y sus virtudes son las que en un futuro sí podrían merecer llamarse divas:

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  • Haim y su potencia fraternal

El trío de hermanas californianas han sido portada en revistas como Nylon manteniendo una imagen personal y una actitud imposible de domar. De carácter fuerte y una propuesta musical que escapa de lo cotidiano, EsteDanielleAlana no son las divas comunes.

  • Banks y su modo de mantener vivo el R&B

La cantante no es amiga de portadas ni redes sociales, pero no puede pasar desapercibida. El colorismo y la dulzura no entran dentro de los ingredientes ni de su música ni de su estilo. Los encajes y la preponderancia del negro en sus vestidos, atrevidos pero sobrios, visten tanto su cuerpo como su música de un halo de sensualidad firme.

  • Lorde y su éxito adolescente

El éxito de la música de la neozelandesa la ha catapultado a las portadas, desde la Rolling Stone a la Teen Vogue. Si algo tienen todas estas artistas en común es su firmeza y su desdén hacia la maleabilidad establecida por el pop comercial. Lorde es tan personal en su ‘Pure Heroine’ (Universal, 2013) como en su manera de vestir, mezclando lo infantil con la madurez sobria.

Portada de The Fader por méritos propios, Zola Jesus aborda el eclecticismo con un halo de misterio que infunde su música y su estilo. Con cinco álbumes a sus espaldas, la norteamericana de raíces rusas es un crisol de influencias, cuyas suaves melodías se acompañan de la misma sensación a la hora de vestir y proyecta una imagen propia y bizarra.

  •  Grimes y su porte único, personal y musical

Grimes es explosión de color en una búsqueda constante de singularidad que no pierde un ápice de autenticidad. Un joven icono tanto en lo estrictamente musical como en la moda, su estilo ha hecho rebosar luz en portadas como Under the RadarNightLife o W.

  • Warpaint y la precisión de su experimento

El estilo anti-tendencias. No es necesario puntualizar la falta de interés de la banda por ocupar reseñas de moda, pero su actitud y su personalidad las convierten en iconos granjeados a base de punk, noise y una sensibilidad por su propia estética inigualable. Con sus canciones como estandarte y su porte como refuerzo, las chicas más duras juegan bajo sus propias reglas.

El pop sueco que deambula entre el inframundo más ensoñador entiende de claseLykke Li conoció la fama mundial gracias a ‘I Follow Rivers’ y, desde entonces, su indómita naturaleza ha protagonizado una línea de estilo periférico y con gusto. Su elegancia dio pie a la artista para diseñar una colección de ropa para & Other Stories, extrapolando su personalidad más allá de la música.