Entre luces rojizas y de la misma manera que su nuevo trabajo. De esta manera empezaba el concierto de The Horrors en la Razzmatazz de Barcelona. Un lujo de actuación que pese a no llegar a la hora y media tuvo suficientes motivos para convencer con creces a los más seguidores. La banda británica superó las expectativas y hizo buena la excelente fama de sus directos, intensos, crudos y contundentes.
El primer corte de su Skying (2011, XL Recordings), Changing The Rain, abría un recital que estuvo en su mayoría formado por piezas de este álbum, alabado globalmente por crítica y público, y que a las pocas semanas de su lanzamiento escaló hasta la quinta posición en las listas de ventas de su Gran Bretaña natal.
El post-punk épico de los de Southend sonaba un tanto destemplado al empezar, aunque a partir del tercer tema su sonido dio un vuelco y cogió una dimensión superior. Una dimensión al alcance de muy pocos de la que no fue posible escapar hasta la conclusión del show. La mejora y el éxito se culminaron con I Can See Trough You, aclamada y especialmente bien afinada por Faris, voz cantante de The Horrors. Un Faris que, a pesar de esconderse detrás de una pelambrera considerable, ejerció durante toda la actuación de magnífico director de orquesta, y tuvo a su merced a la sala barcelonesa, manipulando las pulsaciones del público con repentinas subidas al altavoz central que provocaban el júbilo del sector más gruppie.
El garage se hizo con la franja central del setlist, con buena parte de cortes de sus trabajos anteriores, más oscuros y experimentales. No obstante, la sonoridad de la sala favorecía a estos ritmos, ya que la acústica se veía sobrepasada con canciones como Dive In, un tanto desacertada y hasta en un par de ocasiones se percibieron (anecdóticos) problemas de sonido.
Hubo tiempo también para uno de sus hits más sonados, Sea Within A Sea, oda al punk psicodélico que poco tardaba en trastornar a los centenares de espectadores, rendidos ante tal ejercicio musical y derroche de energía sobre un escenario. Con la que aún retumba en mis oídos, Still Life, se llegaba a los bises, en los que para alegría del auditorio no faltó una de las joyas del Skying, Moving Further Away, precedida por un opening exquisito de los que ponen los pelos de punta. Con el ensordecedor “awaaay” de Faris resonando entre paredes se consumaba la ascensión y un fin de fiesta sobrenatural, acorde con la bestialidad de concierto que The Horrors rubricaban en la Ciutat Comtal.