- Texto y fotos por Beatriz H.Viloria
Quizás no sepamos nunca qué plan quería inventarse Standstill para escapar hacia delante, pero anoche Enric Montefusco y los suyos desvelaron la primera parte de su maravilloso plan para poner el punto y final a la era Adelante Bonaparte (2010): una despedida por todo lo alto, con tres espectáculos, los tres con los que han estado de gira en los últimos dos años defendiendo su triple fábula musical. La sala Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid, que esta noche volverá a abrir las puertas de ‘Rooom’, el espectáculo audiovisual que ya pudimos disfrutar en ese mismo lugar hace más de un año recibió ayer a la banda catalana en su versión instrumental, la que resulta de la unión de Standstill y la Bonaparte Ensemble. Un cuarteto de cuerda, dos vibráfonos y una tuba se unían a guitarras, bajo, teclados, percusión y batería, congregando a un total de doce personas para traer al teatro la riqueza de la instrumentación de la discografía de Standstill.
Montefusco salió a saludar y a dar las gracias, y le costó un poco recordar que se trataba de la penúltima actuación con la orquesta (la despedida definitiva será en Barcelona en junio). Y sin más preambulos, prácticamente a oscuras, arrancaron con Todos de Pie (Prefacio) terminando con unas luces cegadoras acordes con los angustiosos teclados del final . Un buen prefacio desde luego.
Los músicos se movían de un lado a otro del escenario, cambiando guitarras por baquetas, teclados por el ukelele de Vida Normal, pero una de las figuras más llamativas sin duda era la del gran Ricky Falkner (y su llamativo pelo) así como la de Ricky Lavado, eufórico desde el momento que cogió sus baquetas, disfrutando el doble cuando se le unía Piti Elvira y vacilando a Montefusco al alargar mas de la cuenta la pausa de 1, 2, 3 Sol, creando expectación entre músicos y público que se miraron sin saber muy bien qué hacer.
A pesar de lo espectacular de ver a casi todos los músicos cantando dicho tema o los grandes momentos de compenetración entre las voces de Falkner, Elvira y Montefusco, y que ayer los verdaderos protagonistas eran esos instrumentos que no siempre se ven en un concierto, las cuerdas vocales de Montefusco les robó algunos de los mejores minutos de la noche. El cantante posee una de las mejores voces del panorama alternativo. Delicado y cálido cuando la ocasión lo pedía, con un intenso rojo de fondo en Cuando ella toca el piano o entregando una versión desnuda a base de acústica y vientos de What truth?, pero qué manera de bramar y aguantar ese “No te importa oír mi voooooz” de ¿Por qué me llamas a estas horas?.
Este y otro corte de su elogiado Vivalaguerra (2006), La Mirada de los Mil Metros, fueron los que mas hicieron vibrar a los presentes, mas bien afectados por esa manía que tienen los teatros de cohibir las emociones. El público estuvo bastante comedido, pegados a las butacas y en silencio absoluto durante cada canción, rompiendo en aplausos entre ellas. Sin embargo el espectáculo vocal, musical y de luces que se registró sobre el escenario durante esos dos temas – la frenética batería, las guitarras eléctricas, la voz de Montefusco pasando del susurro al grito sin problema – provocó unas ruidosas ovaciones.
La intensidad no se perdió con La familia inventada o Cuando y Canción sin fin curiosamente significaba el punto y final de la noche. “No hay que ser pesados”, dijo Montefusco. Esta semana hay dos oportunidades más para ver a Standstill (la tercera, sus temas en clave de rock el jueves en Joy Eslava), pero aún así, tuvieron que salir de nuevo a darle un último gusto a los que decidieron asistir ayer, que terminaron en pie, cantando y marcando el ritmo de Adelante, Bonaparte (I) porque se trataba de la última vez que Madrid presenciaba el directo de la Bonaparte Ensemble. Aunque igual se inventa un plan para volver.
