Cualquier persona que haya asistido a la cita que es cada miércoles Zombie Club en la Sala Marco Aldany (antes Heineken) habrá experimentado en sus carnes una sesión en la que se reparten hostias a diestro y siniestro. No me refiero en sentido literal, que también, sino en el puramente musical. Una de las sesiones más duras de la noche madrileña. Cuando los ánimos están muy caldeados después del enésimo pogo que se arma, The Zombie Kids son los encargados de cerrar la noche.
Este disco dista bastante de lo que pude escuchar allí, pero no hablaré de cómo se transforma la música independiente en más fácilmente audible, menos original, cuando ficha por grandes discográficas. Esto es vox populi. Me he encontrado algo bastante flojo, en general, aunque ya me esperaba algo así cuando el single Face sonaba por doquier.
The Zombie Kids han sabido enfocar su música al gran público. Hacen una buena mezcla de dubstep y house, rozando lo comercial. El primer corte, Intro, comienza con unos sonidos de influencia árabe para dar paso a distorsiones. Buen comienzo. Los primeros segundos de la segunda pista, Live Forever 2012, recuerdan a la épica de M83, pero al momento vuelven a su estilo. Comienza en este corte una sucesión de ritmos dubstep explotados hasta la extenuación que continúan durante todo el disco.
Nos encontramos un estilo bien definido, eso sí. Dentro de él podemos escuchar cortes más potentes, como Afterlife o Touching You, otros más bailables, cercanos al pop electrónico, como Fire, que es un potencial hit. Aún así, no todos son ritmos frenéticos. El tema Amnesia es uno de los mejores del disco, y pasará desapercibido para los amantes del dubstep, ya que, lejos de los sonidos distorsionados, se acerca más a la electrónica de club. En general el LP se mantiene a un nivel aceptable, pero temas como Spanish Sauce Mafia me han roto los esquemas: una melodía más que mediocre mantenida durante casi cuatro minutos y casi toda la letra que tiene es: “Hola, Spanish Sauce Mafia”. Creo que no hace falta decir nada más. Otro punto destacable en el disco es el exceso de voz, es decir, en casi todos los temas hay una línea vocal (principalmente rapeada). Y digo exceso porque en mi opinión, los DJ tienen que hablar y transmitir con sus instrumentos principalmente, y no dar tanta importancia a la voz.
Prefiero quedarme con el buen recuerdo que me dejaron The Zombie Kids en directo, en vez de juzgarlos por este disco. En el Arenal Sound dieron uno de los conciertos más multitudinarios, aunque la clase maestra de dubstep no fue suya, sino de Crystal Fighters. En definitiva, para los habituales a sus sesiones y a tipos determinados de electrónica, como es mi caso, este disco les sabrá a poco. Una carta de presentación perfecta si, como es evidente, lo que pretenden es captar nuevos adeptos.