No son tiempos para el romanticismo. Pero pese a que nos encontramos en una época en la que vivimos atados al recorte con monotonía derrotista y los meses son cada vez más largos, aparece alguien que viene a decirnos lo contrario. Ese esta vez es Sean Nicholas Savage, un hombre extraño, un freak, el que viene a hablarnos de un tema tan trivial como el amor.
La voz delgada y castrada de Savage flota sobre melodías que parecen sacadas de una teletienda de los ochenta. Parece broma pero se presenta original, fresco y casa a la perfección; ‘Other Life‘, su nuevo trabajo, es andrógino, casi empalagoso, algo hortera, pero es adictivo.
Comparte con Ariel Pink esa obsesión por las publicaciones. Su discografía es tan extensa como baja en fidelidad. Los discos de amontonan para hablar de que hasta hace algo más de un año era un desconocido. Como Pink hace años. Su obsesión por crear se ve recompensada en un álbum que tiene tan buenas canciones como la propia ‘Other Life’, ‘You Changed Me’ o ‘We Used to Live in a Dream’. La diferencia está en que las composiciones de Savage no tienen el punto loco y casi suicida de un incomprendido comprendido como el del angelino del pelo rosa.
El triunfo de ‘Other Life’ es que Savage suena creíble. Es un animal extraño, distinto, en otro mundo. Pero lo parece. Su música y forma de cantar no suena a una moda, es casi como si estuviera fuera de sitio, de tiempo. No hay cinismo en Sean Nicholas Savage y eso acaba beneficiando a un álbum que, de otro modo, no sería posible.