Radkey son tres hermanos estadounidenses y podrían conquistar el mundo si se lo proponen. Lanzan su segundo EP, ‘Devil Fruit’ (Little Man Records, 2013), con la rabia del punk y el gancho del rock n’ roll, emanando una sabiduría musical que parece impensable a primera vista. Existe algún tipo de brujería, druidismo o posesión demoníaca en sus composiciones; el alma del blues exportada al punk.
Su cantante y guitarra, Dee, posee un carisma en la voz que muchos desearían, una profundidad en sus melodías que, incluso en la celeridad de ‘Start Freaking Out’, inspira la calidez de un crooner enajenado por la brutalidad de sus guitarras. Riffs que no caen en la ramplonería barata de la que demasiado punk peca; las progresiones buscan derivaciones atrayentes y los punteos no caen en necios riff-o-ramas (melodía principal traspasada a guitarra).
Sus composiciones alcanzan un esoterismo seductor, gracias en gran medida a las melodías vocales de matices melancólicos en los que encuentra su fuerza, porque no flaquean. La producción destaca las mismas facetas: la crudeza del punk pero sin dejarse caer en la desidia. Gracias a esto se apoyan los fantásticos desarrollos de estudiada simpleza en cada tema, hasta que comienza ‘Romance Dawn’ y te encuentras con un hit absoluto, rebuscado, inconformista y enérgico; exactamente como ellos.