Rob Gordon levantaba el dedo, ponía ‘Dry the Rain‘ y toda la tienda entraba en ese extraño éxtasis al que conduce la buena música. Aquel era John Cusack en ‘Alta Fidelidad‘, el film basado en el libro de Nick Horby, y la canción era de Beta Band, la última gran banda de culto. Los escoceses están encontrando, casi 10 años después de su disolución, el reconocimiento en forma de influencias en su propia tierra. Si 2012 estuvo marcado por la aparición de Django Django y Alt-J y su rápida velocidad para pasar de reproductor en reproductor por media Europa, este 2013 Oufit aparece como esa figura alejada de la fallida ola de nuevas bandas británicas que rinden tributo al britpop en su significado más inmediato.
Desde un Liverpool falto de bandas creativas emergen los sonidos de pop experimental de su debut ‘Performance‘, un álbum que recuerda a esta nueva extirpe pero que incide en la electrónica y la percusión cercana a la new wave. La voz de su cantante hace gala de una clase similar a la que proyecta Dan Withford en Cut Copy, variando los registros y adaptándolos a las distintas sonoridades que proponen los 10 ambientes mostrados en el disco de los británicos.
La primera parte del álbum es la más cercana a Beta Band, de un pop adictivo orientado a luchar contra la idea de evidencia. ‘Nothig Big’ abre el disco bajo ritmos adictivos, crecientes, cuidadosos. Los matices siguen creciendo en el sencillo ‘I Want What’s Best’ y en ‘House on Fire’ hasta entrar en los mundos de ‘Performance’; pausada, fría, refinada.
La parte final del trabajo mira más hacia los últimos Hot Chip; muy cercano al baile, creada bajo ciclos electrónicos sin escatimar en registros. ‘Phone Ghost’, ‘Thank God I Was Dreaming’ -de corte minimalista-, ‘The Great Outdoors’ o ‘Two Islands’, canción con la que cierran el trabajo, son una demostración de las cualidades que presentan los de Liverpool.