[dropcap type=»1″]‘M[/dropcap]ermelada Dorada’ (La Castanya, 2014) es completamente letal para toda aquella persona que padezca diabetes, de textura empalagosa este pop dulce se paladea edulcorado y reservado, con la misma preocupación que la de un niño pequeño. Isabel Fernández, o lo que es lo mismo Aries, nos detalla con esa tranquilidad y delicadeza, un enorme mundo de felicidad pintado de rosa cargado de enormes algodones de azúcar, donde el encontrar resquicios de dolor y tristeza es misión imposible. Un optimismo luminoso que confunden al segundo disco de la bilbaína con aquel cassette de canciones infantiles que me ponía mi madre a la hora de la merienda.
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Los sonidos árabes y tropicales de los que dota a sus canciones es lo más positivo y agradable que podremos encontrar en el álbum.
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Los coros ininterrumpidos de la dulce voz de Isabel enfatizan la carga infantil.
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La instrumental ‘Transmisión’ nos ejemplifica en once minutos la belleza de sonidos con diferentes influencias exóticas.
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‘Mermelada Dorada’ se pega como la miel, con la intención de transmitir una felicidad y perfección inhumana.