Todo gira en torno a una canción, ‘Pulaski at Night’. Andrew Bird pretendía guardar este corte lleno de virtuosismo para un futuro largo. Era hora de pensárselo tras dos trabajos notables, ‘Hands of Glory‘ (Mom and Pop, 2012) y ‘Break It Yourself‘ (Mom and Pop, 2012) pero como los brotes de una planta esta canción provocó al genio de Bird el impulso para que nacieran 6 canciones a su alrededor. Y aunque este corte está por encima de todos los demás, por la lírica voz del músico de Ilinois, por los inevitables y maravillosos rasgueos de violín que encabalgan unos con otros para cerrar los cinco minutos que dan sentido a todo un ep de media hora.
Andrew Bird vuelve a ser el tipo inteligente que fabrica melodías llenas de folk sentimental y paciente que es bueno escuchar con los ojos cerrados, como en las evocadoras y magnánimas ‘Hover I’ y ‘Hover II’. El violín es el absoluto protagonista y los momentos sentimentales, la mayoría de los movimientos del álbum, le pertenecen. Pero también hay cortes como ‘Logan’s Loop’, donde las cuerdas de los banjos llenan de swing este material que sólo es un experimento que pretende transmitir más que lo que realmente guarda.
‘I Want to See Pulaski at Night’ (Grimsey, 2013) es un buen trabajo para escuchar a media tarde en este otoño helado mientras uno come castañas, juega con sus hijos, hace el amor, lee un libro o mira por la ventana.